LA LLAVE Y LA AMISTAD

 

Una llave, que se ve simple sin color y fría al tacto.

Una llave que para muchos puede ser insignificante.

Una llave que muchos la rompen, la pierden, a otros se les olvida en algún lugar y demoran en encontrarla.

Una llave que abre puertas, casas, escuelas. Una llave que abre tiendas, o iglesias.

Todo eso es una llave para muchas personas, pero para mí va más allá de un objeto y de los conceptos que se le pueden dar, para mí es tan especial.

Me la lleve conmigo un 3 de enero de 2020, me lleve un pedacito de ti. Me lleve esa llave que abre una amistad perdida en el vacío del tiempo, una amistad en pausa ya sea por el destino o quizá por la distancia.

Esa llave es el recuerdo más grande que tengo de ti. De tus manos, de tus ojos, de tu risa que me alegraba los días tristes en el aula de una academia, me recuerda que en algún momento fuimos dos almas que reían y lloraban, que cantaban y bailaban, que caminaban por las calles de una plaza de aquella Lima gris, una Lima que tanto odio le tengo por los recuerdos tan tristes y vacíos que me traen de la vida.

Astrid Avellaneda


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